La Navidad, festividad a priori religiosa pero con una marcada faceta comercial ha llegado a Japón. Al igual que hace 15 o 20 años pasaba completamente inadvertida para el País del Sol Naciente, los japoneses, que poseen un fino olfato mercantil decidieron introducir esta tradición en la sociedad nipona porque representaba una oportunidad única de vender. Y vender de todo.
Regalos de navidad japoneses, bolsas y papel de regalo y adornos para el hogar
En cualquier centro comercial, galería o estación se puede escuchar la 9ª sinfonía de Beethoven, tomada casi como un himno oficial navideño. El día de Navidad no es festivo en Japón, ya que sólo han aprovechado la onomástica como una oportunidad para vender, volcando todos sus esfuerzos en la festividad de Año Nuevo, de gran tradición en Japón. El día de Año Nuevo se reúnen las familias para desearse felicidad para el año entrante y beben sake brindando con un :"¡Omedeto gozaimasu!"
Pasteles de navidad japoneses que se pueden encontrar sobre todo en los principales grandes almacenes
Poco a poco, y más cada día, las calles de las ciudades japonesas se adornan con luces navideñas, se envían tarjetas de navidad a familiares y amigos al más puro estilo occidental o incluso compran un abeto para adornar su casa. Quizá la mayoría desconoce el trasfondo religioso de esta festividad, pero no olvidemos que en occidente también hemos desplazado el verdadero espíritu de la Navidad por una oportunidad única para vender y comprar. Han encontrado similitudes entre el Santa Claus occidental con su dios Hoteiosho, que según cuenta la leyenda tiene ojos en la nuca para poder vigilar que los niños se porten bien. Según lo hagan, Hoteiosho les dejará un regalo de los muchos que lleva escondidos en la bolsa que carga a su espalda.
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